Aunque no se trata de una enfermedad especialmente grave, lo cierto es que un tránsito intestinal lento o poco regular puede conllevar molestias verdaderamente incómodas a quien lo padece. Una pérdida de ritmo que, si bien puede afectar a cualquier adulto en un momento dado, es más común entre las mujeres y los ancianos. En el primer caso, esto se debe a las situaciones específicas que la mujer atraviesa a lo largo de su vida (embarazo, postparto, menopausia...), así como a otros factores externos (falta de ejercicio, estrés producido por la dificultad a la hora de compaginar el trabajo dentro y fuera de casa, etc) que muchas veces la hacen especialmente vulnerable ante este tipo de problemas.
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